22.9.10

Arriba la Ficción!!!!!!

Estoy en casa y suena el celu, no lo puedo creer.. sos vos. Temblorosa por dentro pero en total control de mi voz, atiendo y acepto tu invitación a cenar, ahora si nerviosa, pero sin cuestionar los motivos porque no hace falta que los expongas ... ambos los sabemos.

Me pasás a buscar y al entrar a tu auto nos saludamos con un beso en la mejilla y un suave y corto abrazo y me dejo llevar.

Como si me conocieras demasiado, me llevás a un lugar sencillo, con música tranqui, poco nivel de ruido y luz agradable. En ese entorno podemos vernos y hablar con la misma comodidad que sentimos cuando se cruzan nuestras miradas.

Como todo un caballero me consultás sobre la elección del menú, si bien como hombre de armas tomar, me das una sugerencia que sabés no voy a poder rechazar. Dos wiskys y una picada que incluye elementos calientes y fríos.

Por momentos no hablamos mucho, y el tema se centra en la espera de los wiskys. Con ellos entre nosotros, no nos animamos a brindar por nada, pero empieza la celebración.

Pasamos un par de horas, hablando sólo de cada uno de nosotros, nuestros gustos, nuestra vida, las cosas que odiamos y deslizamos mutuamente pequeños halagos y anectodas de los momentos que nos han tocado compartir. De la misma manera que con mis amigas puedo mantener más de una conversación en simultáneo, mantenemos ambos dos hilos de conversación: El de las palabras y el de las miradas ... y ambos se complementan a la perfección. Se le suma de vez en cuando tu sonrisa complice y la alternás con esas caras serias cuando el tema lo amerita ... y lo hacés porque sabés que me encanta ...... y me mimetizo con vos y te copio.

Aunque ninguno de los dos quiere terminar ese momento, nos ponemos de acuerdo, primero al mirarnos y luego en las palabras, que la dosis ha sido la justa y emprendemos el regreso.

De camino a mi casa te veo manejar y seguis contandome cosas haciendo de cuenta que estás atento al tránsito cuando en realidad ambos estamos pensando lo mismo, esta vez sin necesidad de mirarnos a los ojos.

Parás el auto y a los dos nos falta algo ... demasiado. Es inevitable hacer un cierre de la velada con pequeños comentarios y más aún inevitable que nos acerquemos lentamente y nos besemos, ahora sí con un suave y largo abrazo que no pasa de mi cintura. Nos animamos a tocarnos y lo hacemos en los lugares y las formas que no serían apropiados si sólo fueramos amigos: la cara, los brazos, las manos, el cuello y terminamos abrazados en un momento de silencio que indica que así empieza y termina nuestra historia.

La próxima vez que nos vemos, ambos sonreimos, nos tenemos el uno al otro aunque nuestros caminos no se vayan a cruzar nunca más.

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